23 de julio de 2016

MULADAR DE LOS MALDITOS





una-Es curioso, cuando menos, el instinto humano de eludir y alejarse de los que tienen problemas. Supongo que es por supervivencia

otro-Diría que el miedo, o una variante del miedo es el motor de eso. Como el de toda insolidaridad. Y si siempre eso ha sido la norma de esta sociedad en que vivimos, hoy es la entraña sucia del TODO. Y, sobre to, en sociedades como la europea o estas cosas de medio pelo de tipo burguesito que los trangénicos yanquis van alimentando, apaciblemente situadas, en paraísos telelevisivos y normalidad de familia, propiedad privadita y un Estado/PPoli/PPapi/Todo, y que se van colando como inmigrantes, porque acá tiene que haber siempre mucha población, mucho consumidor, mucho votante, mucho negocio, mucho de to y más y más y más..., pal Mercado el Estado...
Que se soluciona con saber de ese otro, del otro o prójimo, en sentido cristiano, con problemas, y ponderando el otro trípode de la construcción (budista-cristiana) del universo y felicidad, que es el amor, o la capacidad de solidaridad que podemos dar para ayudar al otro, sabiendo su mal y cómo.
Pero estamos en un terrible tiempo en el que todo incita a crear situaciones en que funcionan las ignorancias (ppublicidades, advertencias, supuestos peligros, políticas ppudientes de ppega y de verdad con ppasta y ppoder...), trufadas de miedos/egoísmos/derrotas/vencidos, que aterrizan en esos odios, del que una variante es pasar del que tenga mal rollo, sea chungo, le hayan colgado una fama, o lo hayan situado en un lugar mental -del común- demonizado, satánico, maldito. Ese muladar al que van todos loS que molestamos el Orden Establecido, por ese despliegue de supremas ignorancias, miedos y odios, vendidos como portadores de felicidades y facilidades. Hoy mediante el uso de los falsimedios y la trapacería falsinformativa. Es el mundo como un lugar escolar indecente, con la escuela, tomada como ideología del hoy en su sentido pervertido, como algo fatídico de control personal, mental, emocional, total... La escuela como la cárcel, el patio de escuela como el patio de la cárcel.
En eso Extremadura es proverbialmente satanizante, demonizante, malditista, marginalizante en grado sumo. Una avanzada en el progreso, que dijo aquel maravilloso polaco que vivió y escribió en Gringolandia, referido -en su sentido irónico- a la África profunda, donde sus personajes se juegan todo. Pues la mayor parte de su gente vive atomizada, en poblaciones pequeñas, en donde el orden social se mantiene por unos acuerdos tácitos perversos, que rompen toda libertad, no crean nada de igualdad, sino escalafones de pelagatos, como los llamo, o castas sociales, de risa, y matan el sentido solidario en todos, que se confunde con el buen rollo de la gente, con la que se coincide en determinadas vivencias, sean familias o colegas, que por cojones son guais y tienen siempre toda la verdad, la bondad y la belleza, aunque fueren asesinos, zotes, bestias, zombis... En fin, que tengo eso muy estudiado y a fondo e incluso anima o alimenta bastantes narraciones, poemarios, novelas sobre la condición humana en situaciones extremas.

Ya lo hizo el arcipreste de Hita, lo siguió Cervantes, mucho ante otros, lo retomó Cela, Miguel Delibes y otros. Pero, ¡no hay manera de que sirvan de liberadores o de limpiadores del Mal!


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