15 de diciembre de 2014

ESPURREAR





Verdad es que cada día me aburre y asquea escribir sobre asunto político. Bueno, más que que político alusivo a la criminalidad de la vida pública actual. Considero tan vil a lo que llaman pueblo, voluntad popular y to eso como a los ppartitócratas qye establecen esto que llaman democracia. Y que si lo es es el peor de los sistemas posibles para organizarse y funcionar de forma social. Y no tengo mucho que anotar a semejante aseveración. Me limto a que se mire el horizonte actual desde la anunciada, a regañadientes por aquel Zapatero, que parece comido por un ogro de la misma, a este Rajoy que anuncia que la crisis se ha terminado, y que lo que pasa es que algunos no se enteran, oye. Y entre el cinismo, la maldad patente de unos y otros me hago estas observaciones.
Hablo aquí del espurreo o espurrear, eso que los diccionarios consideran que es: rociar algo con agua u otro líquido expelido por la boca. En su sentido símbolico o metafórico, de que no sólamente es agua o líquido, y no sólo por la boca, claro. 

Pero es lo que suele hacer el vulgo, con esa caradura inmisericorde de vulgar. Espurrear para todos el mal, los defectos, los males, la caca. Es democratización aguda y omnímoda la de que tos semos iguales de malos, que tos semos avaros, lujuriosos, envidiosos, y conculcamos todos los pecados, que tos estamos revolcaos en un merengue y en el mismo lodo todos chapoteaos. Es el pensamiento de fondo de la derecha. Sutil pero clarificador. No sólo se es derechuzo, o lo que creo totalitario, amante del poder y el sometimiento, de la pasta por la cara y el capitalismo y sus hurtos, sino por esta manera -tan aparentemente inane- de cascarlo. En eso coincide plenamente, esta paya de ppoder, con el de la coleta. Ese Pablito de los PPodencos o PPodemos o QueYahaGanaoTo. Pues que el discurso del listísimo profesor de política se basa en culpabilizar a sus enemigos los ppartitócratas de todos los pecados. Y encima los llama casta, oye. Ese es el espurreo de los dignos que se indignaron cuando no había dinerito pa farras y otros chuleos, y leyeron lo que un franchute les cascó referido a un discurrir casquivano sobre la indignación, en vez del análisis y la acción ante el mal del Poder y su Pasta de siempre, como suele hacer, si la dejan, gentes de la izquierda real o libertaria.

Pos eso, es delicia de la derechona toda, sea esta de la dama retratada, fuere la de los PPudientes, PPodemos o PPodencos -que por todo eso los nomino- o la del criminal de a pie que su consuelo es que tos semos igualitos ante el crimen, y que si no lo hacemos es porque no hemos podido ni se nos ha presentado la ocasión esa que se presenta una vez en la vida, como tu hombre o tu mujer pa siempre. 
Y es en esos sutiles intersticios donde anida la ideología, Pablito Iglesias y compañeros de faena en esplendor, para decir que sois lo mismo que esta perica, de María Dolores de Copedal fijo y tieso cara al mañana, de la misma costra, casta, costumbre, coste, coco, caca, cocamonas y costa. No hay más que rascar y a mí no me la dais ni sin queso ni con queso. Pues que la corrupción es vuestra toda. Digo la profunda, la de vuestra antropología esencial y profundidades de pensamientos y sentimientos. Que es la que os aprovecha bien en todo. Sin ella no tendriáis nada de na.

Todo esto me ha recordado y traido al recuerdo algunos escritos de Juan Goytisolo respecto al tétrico mundo de la Celestina, en el que si los criados son dechado de vicios y males los señores no lo son menos. La consideración de si el mundo está bien hecho, como decía a cada verso el maestro Jorge Guillén. E incluso andarme con metafísica sobre la verdad, bondad y belleza del ser y estar del ente o de la misma existencia del mundo presente. Y hasta qué punto tienen poder y podre, pasta y pasión esos políticos que en sus fondos son no sólo iguales, sino lo mismo, para encenagarlo. Pero llego brevemente a la conclusión que son, los partitócratas y sus afanes y la gente que los vota y obedece, meros accidentes del ser y estar aquí y ahora. Y de que debemos aprender a olvidarlos y matarlos -de alguna manera- en la vida cotidiana. No para que nos roben y manden y hagan truhanerías libremente, sino para ver si con ese olvido se les hace desaparecer y dejan de existir. O a lo menos que sus canalladas no nos quiten la alegría y ese ser verdad, bueno y bello. Ojos que no ven.


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Hay algo que se llama libertad, y que debes ejercer libremente. Así que distingue bien entre las ideas, los sentimientos, las pasiones, la razones y similares. No son respetables; pero cuida, que detrás hay personas. Y las personas, "per se", es lo único que se respeta en este lugar. Muy agradecido y mucha salud. Que no te canse.