ÉTICA ESTÉTICA, UNO

Cualquiera tiene los mismos sentimientos. Cualquiera llega a los mismos pensamientos. Urdir iguales argumentos, en lo esencial, es posible en casi todos, en normales circunstancias. ¿Qué hace, pues, diferente, distinta, personal, creación, original -si se prefiere la palabra- a una obra literaria, a un poema, un cuento, una narración? La respuesta está muy clarita. La forma, el modo, la estética con que el poeta hace su obra. Que así como la ética es la conformación de los valores de cada individuo, su estética contribuye a formar su arte. Eso que Juan Ramón Jiménez llamaba la rosa, como la llaman muchos.

Por eso me apena esa estafa brutal, y que encima no puedes rechazar porque hieres su ser, de esos que van de poetas y poetisas a golpes de sentimientos y ocurrencias o pensamientos, y creen que es lo único valioso. Sin trabajarlo ni darle soporte adecuado, artístico. Aquellos cuya dedicación creativa es sólo su sentir o sus ocurrencias. Así a golpazo. Sin haberse labrado antes la herramienta esencial para ello: la lengua, su conocimiento y dominio, su mecánica como objeto de arte esencial, para expresar sentimientos o pensamientos. Es que voy a más, la propia lengua es pensamiento, no hay pensamientos fuera de la misma y sin su soporte, pues es ella. Tal vez, precisamente, el sentimiento no tenga como vehículo la lengua, en exclusiva, así que veo imposible que los sentimientos se expresen por ella con libertad y fluidos. De manera que lo deben de pasar muy mal los que eligen la lengua para expresión de sus sentimientos. Tal vez lo que quieren decir es que con su escritura pretenden hacer sentir, levantar sentimientos en los otros. Pero no lo veo claro. Creo que no, que andan más bien usando la lengua como medio para expresar sus sentimientos; pero eso no es poesía, es otra cosa. A poco que se conozca a los grandes clásicos en cualquier idioma.