12 de agosto de 2013

PEZ GRANDE






Una de las morrocotudas memeces y falsedades, con que se predica el estado de cosas actual, como verdad, y como lo que tienes que tragar, como impepinable, es eso de que el pez grande siempre se come al chico. Alto, rubio y con los ojos azules, claro, según el gustito de las payas mayoritarias, que así ven y catan al pez grandioso. Como totalitarismo mental a ultranza y de cajón. Que llama a la resignación y la obediencia en un status social, capital, bancario, político, personal y profesional apabullante. To eso del estado de derecho es mera publicidad, no ya engañosa, sino de criminales. Directamente. No existe más que en el papel. Si existe.
Semejante mentecatez de que el pez grande siempre se zampa al chico es, aparte de la predicación, en la vida cotidiana, de la monserga del Poder y de su justificación dineraria: el Capital; es, digo, una enorme falsedad. Como todas las truhanerías que como valores y creencias hace al sistema de mandos y pasta, para justificarse. Forma parte esencial de la superestructura del sermón semanal que el fútGOL nos casca, o la escuela distribuye y la calle predica.
Cualquiera sabe que lo importante de la vida real se juega, o se dirime, entre lo que ni siquiera se puede ver. Depende, pues, del concepto que tengamos de grande, para referirnos al pez dichoso, siempre ganador y triunfante. Los llamados peces gordos. Lo importante no está a la vista con conceptos del Poder o Dinero: grande, grandioso y to eso. Se sabe que una simple bacteria puede ser tan grandiosa que puede destruir al pez grande ese del que hablamos. Que no hay enemigo pequeño. Y no digamos un simple microbio en acción. Que da al traste con toda la grandiosidad del tiburón de la película o de la grandísima ballena que se predica en Moby Dick.
Así que menos humos y acertemos con el dicho popular de que lo realmente bueno se vende, o se dispensa, o se contiene, en frascos pequeños, tarros pequeñitos.
To eso del pez grande comiéndose al chico no es más que publicidad y espectáculo para acojonarnos, aturdirnos, meternos miedos, vencernos, ahormar molleras y votos pa los peces gordos siempre. Y, desde luego, lo que sí se vence, pero no convence, es el hinchado pez que nos quiere comer el coco con que nos demos por vencidos ante los mandos, dineros y valores impuestos como guays por los de siempre en mandos.
Y de eso nanay. Al menos por mi parte. Que siempre el ganao lanar ha tenido larga y grandiosa mesnada de esclavos, al servicio de esos peces tan luengos. Eso fijo y a no olvidar.


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Hay algo que se llama libertad, y que debes ejercer libremente. Así que distingue bien entre las ideas, los sentimientos, las pasiones, la razones y similares. No son respetables; pero cuida, que detrás hay personas. Y las personas, "per se", es lo único que se respeta en este lugar. Muy agradecido y mucha salud. Que no te canse.