26 de abril de 2013

EL VUELO Y SU ESPÍRITU



Por Afanasol

Pregunto si, a veces, no queremos encontrar algo en los aires. Con nosotros mismos, tal vez. En desplazamientos, que preveo futuros, por esos espacios no se busca; pero nadie dice que no se encuentre.

Tengo la intuición, si es que esta cualidad existe, de que el vuelo nos salvará. Nos preservará la vida en algún momento. Tal vez actúo impulsado por ese movimiento y no por el deseo de volar, con todo lo que significa. La verdad es que no veo, ahora, cómo el vuelo puede salvar; y en mi caso; pero el futuro dirá. El tiempo vuela, dicen, y traerá el desentrañamiento de la vida intuida.

Mi deseo es hacer y captar el espíritu del vuelo y del aire, una especie de metafísica o teología elevada, sutil. Previamente he de considerar todas estas cosas. Es la esclavitud de los que somos llamados intelectuales. Me río yo de todo eso.

Pensamientos sobre volar, su sicología. Hacerlo por necesidad perentoria. Igual que el marino posee porte determinado, actitud ante la vida, hombre que vuela, que vive en el aire, ha de, forzosamente, disponer cierta manera de pensar, que diferirá del que habita tierras o del que frecuenta aguas. Indudable.

El éxtasis quizás sea estado que está emparentado con este tipo de vida. En éxtasis muchos místicos levitan. El que levita conoce, sabe del vivir aéreo, sustento total de su ser corpóreo. Sí, se ha de destacar, como primero, la característica o tendencia a lo sublime sin interrupción en habitantes de los aires. Todo conlleva altura de miras, pensamientos elevados y lo sentimientos, pulsiones, derivados. Difícilmente persona mezquina se dispondrá alegre al vuelo. Antes al contrario: jamás despegará sus pies del suelo, ni aun para saltar charco o vadear arroyo. Es oficio de volandero, altruísta y generoso. De él están excluidos tacaños, roñosos, ruines, miserables, manicortos, cucos, enanos mentales, limitados, liliputienses y chapuzas. Empresa de almas grandes y arrolladoras.

Desde alto se ve el panorama de las cosas, del mundo, con grandilocuencia que apabulla, con lucidez que deslumbra. Se aclaran las ideas y todo fantasma que entorpece y empequeñiza el pensamiento, desaparece por ensalmo de la gracia del vuelo. Nadie que haya reflexionado en esa situación sobre lo que ve, que interiorice su conocimiento, volverá a hacer mal, salvo contados casos excepcionales, y los que vuelen en los aviones. Para toda canalla, para todo criminal, puede suponer una terapia realizar vuelo, visión panorámica de todo lo que esté a sus pies. Esa acción redimiría y sacaría de egoísmos particulares.

Constructor de aparatos aerostáticos por necesidad espiritual de vuelo, intento expresar mis conclusiones en esta especie de memorandum previo al primero de ellos, que no sé muy bien a quien dirijo. Poco importa, ya que leer mis conclusiones pasado un tiempo debe ser mi propio gozo. Lo espero.

El vuelo es liberación. La libertad y su deseo es algo que siempre ha emocionado a todo ser generoso. Entre ellos me cuento. La libertad no es un concepto político ni social, ni incluso individual. Es concepto vital, está en la vida, en la vida total, en la propia biología.

El vuelo y su sensación placentera de movimiento, en medio más sutil que el agua, y con la libertad de la fuerza de gravitación. Volar es elevarse, subirse, aspirar, y guarda estrecha relación con el nivel, tanto en lo moral como en otros valores de superioridad, de poder y fuerza que son los de la libertad, los de sentirse y ser libres.

Mito de Ícaro, la elevación y caída. De todas las metáforas, la de la altura, elevación, profundidad, nada las explica. Pero explican todo, en grave paradoja. Dan respuesta a todo lo que interesa, explican toda la vida, en gran parte dedicada al vuelo, a la altura, a los cielos, a conquistar sol que es necesario como vida. Dedicando a esta empresa los mejores años, los más conspicuos medios, la formación y la inteligencia toda.

Envidiamos la suerte de los pájaros y prestamos alas a lo que amamos: el amor alado, la libertad y la victoria, la bondad, la paz y todos los buenos sentimientos y pasiones, porque sabemos por instinto que, en la esfera de la felicidad, nuestros cuerpos gozarán de facultad de atravesar espacios aéreos como pájaro en aire.

De los cuatro elementos, el aire se considera activo y masculino. En muchas culturas se da la prioridad al aire como origen de la vida, de todas la cosas, como su fundamento. La concentración de éste produce ignición, de la que proceden y derivan todas las formas de vida. Se asocia el aire con tres factores, esencialmente: El hálito vital, creador, y, en consecuencia, la palabra. Porque vuela, se mueve en el aire y es lo que nos hace hombres, lo que nos diferencia de los brutos. El viento de tempestad, ligado en muchas mitologías a idea de creación; finalmente espacio como ámbito de movimiento y de producción de procesos vitales. La luz, el vuelo, la ligereza, así como también el perfume y el olor, son elementos en conexión con lo que significa en general aire. El viento es una especie de materia superada, adelgazada, como materia misma de nuestra libertad.

No podría dejar de hablar de las alas, en su relación con el vuelo y el aire. Como elementos antiguos conocidos de los vuelos y su relación con el elemento aéreo. Las alas son espiritualidad, imaginación, pensamiento. Símbolos de la inteligencia. Aparecen en algunos animales fabulosos, expresando sublimación específica del animal. La forma y condición de las alas expone, consecuentemente, calidad de las fuerzas espirituales. Las alas de los animales nocturnos corresponden a imaginación perversa, las alas de Ícaro equivalen a radical insuficiencia de función. En ciertas religiones son el significado de luz del sol de justicia, que ilumina siempre inteligencias de justos. Las alas entendidas como potestad de movimiento, de la unidad de este sentido con el anterior se deduce que estos atributos corresponden sintéticamente a la posibilidad de avance en la luz o evolución espiritual. Las alas se refieren al elemento superior, activo y masculino; los animales no alados conciernen al principio pasivo y femenino. En muchas culturas, y en alguna historia del vuelo, los santos y perfectos viajan por los aires con diversos instrumentos, bien calzados alados o aparatos voladores, cuando no por su propia fuerza espiritual y personal.

El hombre es animal sin alas, el vuelo le es imposible. Desde tiempo inmemorial, y en toda cultura, deseo de vuelo ha estado presente. Seguro que porque el hombre, en otra vida anterior desconocida e imaginada, estaba alado. La pérdida de esas alas, fue pérdida de paraísos, de libertades. Tal vez Lucifer, que tiene alas, sea un se r procedente del primigenio que, por diferentes motivos, mantuvo alas; pero perdió otros elementos que nosotros tenemos. Porque cuenta una vieja leyenda que los ángeles, supuestos alados, tomaron dos bandos: unos se rebelaron contra Dios y otros se mantuvieron a su lado. Hubo importante número de ellos que permanecieron indecisos. Cuando terminó la lucha, Dios condenó a esos ángeles indecisos a decidir su bando en la Tierra, sin alas, por supuesto. Por lo tanto, para recuperar ese estado de ser primitivo, lo primero que habría que hacer es recuperar el vuelo, y después decidir que bando tomar. La leyenda supone unas posiciones maniqueas simples; pero es eso lo que menos interesa. Es el hecho, el suceso terrible de la pérdida de las alas, el arrebato de la facultad de volar que estoy empeñado en recuperar. Ser nuevo ángel. No es otro mi deseo. Porque volar nos acerca a la eternidad, nos redime de nuestras condenas y miserias, nos despierta a ese ser maravilloso que fuimos alguna vez y que anhelamos en lo más profundo. Porque todo hombre ha soñado alguna vez que vuela y le era grato; pero, recordando la caída, la mayoría despertó bruscamente con su vuelo terminado drásticamente, fatalmente. Hay que volar despiertos, utilizar las facultades que nos quedaron, y quizás de las que Lucifer carece, para recuperar alas y usarlas, siendo grandes y libres. Ese es especial empeño, deseo total y absoluto, ansia desmedida.

No sé si se tendrá tiempo y se podrá. Ante el aparato preparado con meses de trabajo, años de dedicación en soledad, creemos redimirnos en el aire, en los aires, los vientos, cumpliendo vocación, llamada.



No hay comentarios:

Publicar un comentario

Hay algo que se llama libertad, y que debes ejercer libremente. Así que distingue bien entre las ideas, los sentimientos, las pasiones, la razones y similares. No son respetables; pero cuida, que detrás hay personas. Y las personas, "per se", es lo único que se respeta en este lugar. Muy agradecido y mucha salud. Que no te canse.