3 de julio de 2012

FÉLIX GRANDE, EN LA PEÑA


Hace tal vez como catorce años ya. Hice esta crónica, de la visita y charla que el poeta Félix Grande hizo en la peña flamenca de Llerena. Invierno de 1998. Fue publicada en una revista conmemorativa del XV aniversario de la misma peña, en su día. La traigo a este sitio. Más abajo reproduzco portada y texto.

El final fue un broche de oro, eran las diez y media pasadas, en la amena charla que el poeta y aficionado flamenco -como se definió- Félix Grande, dio en la Peña Flamenco-Cultural Ciudad de Llerena. Ese fin fueron dos segundos, que sonaron en el aire y pusieron el bello de punta a los más. Era el arranque de una seguiriya, que Félix supo introducir como nadie.
               Con ese acto, se cerraba la estancia del extremeño Félix Grande en Llerena, que fue protagonista de una serie de actos organizados por el ayuntamiento de la ciudad, a través de su Biblioteca Pública Municipal Arturo Gazul, con la colaboración del Ministerio de Educación y Cultura y de la Peña Flamenco-Cultural Ciudad de Llerena.
               Sabida es la talla poética y literaria de Félix Grande, y no es este lugar para valorarla. Sí resaltar que es uno de nuestros valores más genuinos y claros en la poesía de los últimos treinta  y pico años. Ahí está su obra. Indicar que, en actos de la mañana, hizo una serie de lecturas de su obra para los alumnos del IES Fernando Robina, que este año celebra su 25 aniversario. La personalidad y la calidez de los poemas, duros a veces, de Félix, llegó a los alumnos, pese a no estar los tiempos para la lírica. Sobre todo su persona, tan sumamente humana, cordial y entrañable, directa. Es uno de los pocos poetas que saben hacer llegar al público su creación y que enganchan.
               Luego, y a las nueve y media de la noche, cerrando con broche dorado su estancia en nuestra ciudad, en la Peña Flamenco-Cultural Ciudad de Llerena, Félix habló del cante, del flamenco, su gran pasión. Se definió, como todos los que gustamos y amamos del mismo, como un aficionado, pese a la decena crecida de publicaciones importantes que ha escrito sobre el flamenco. Y muchas reediciones de algunas. Las palabras del poeta fueron sencillas, escuchadas por un público que más bien parecía estar escuchando cante. Y es que, en Llerena, aparte de en las iglesias, en la Peña Flamenca se escucha con fervor y silencio. Siendo el año del centenario del nacimiento de Lorca, las palabras de Grande versaron sobre Federico García Lorca y el flamenco. Sabido es que la poesía del granadino está impregnada, y ella misma contagia, a su vez, el flamenco. Abundó en el dato capital para la valoración del cante y su mundo: el año 1922 y la celebración, en Granada, de un certamen flamenco patrocinado y organizado por la gigantesca figura de Manuel de Falla (que nunca llegó a pesar más de cincuenta kilos-Félix dixit-). Por entonces el flamenco era, no sólo despreciado, sino marginado y vilipendiado por la mayoría de los intelectuales. Falla aglutinó una nómina suficientemente importante de gentes de la cultura, músicos europeos, escritores, etc., y organizó ese certamen flamenco, que supuso un ¡basta!, para los antiflamenquistas y una despegue del arte flamenco, que fue cobrando altura y respeto, como hecho cultural que nos hace menos ignorantes de nosotros mismos, más valientes ante la vida, más humanos y solidarios. Entre los que colaboraron estrechamente con Manuel de Falla estaba un joven llamando Federico García Lorca, del que Félix hizo una semblanza, y un tal Andrés Segovia. En ese marco situó la figura de Lorca y su posterior relación/pasión con el cante, como lírica de un pueblo.
               Fue la visión e interpretación de un suceso histórico en la vida del cante. Otras versiones cuentan que el acto organizado por Falla, Lorca y sus amigos, en Granada, fue para defender una postura y visión del cante: la que hoy llamamos purista. Félix parece decantarse por algo más amplio: la defensa del flamenco.
               Como decíamos al comienzo, el final de la charla fue genial y redondo: no por ese arranque grabado en magnetófono de no sé qué cantaor, y que el conferenciante arrimó al micrófono dos segundos, sino porque minutos antes recordó que en el mundo del arte flamenco hay un respeto absoluto por los mayores y su enseñanza, un respeto por las canas. Algo que, para desgracia de esta sociedad que nos vive, se está perdiendo en nuestros días, en todos los órdenes de la vida, y nos ordenan los progres de turno.
               Después de un cerrado aplauso, se abrió un turno de preguntas. Todas interesantes. Contestó Félix puntualmente, ya que alguna hubiese abierto más de otra hora larga de charla. Después firmó algunos libros suyos, departió como miembro más, de esa noche, de la Peña Flamenco-Cultural.
               La estancia de Félix Grande en Llerena es algo que se recordará con respeto y agrado, y no por sus canas sólamente, sino porque creó inquietud, cultura, porque su persona la emana en el sentido de que nos ayuda a superar ignorancias, miedos y odios, que eso es hacer cultura. No queda sino agradecer a la iniciativa de la Peña, a la sin par Peña Flamenco-Cultural Ciudad de Llerena, a su presidente Marcelo Rodríguez Boceta, su directiva y sus socios este acto que fue abierto a todas las gentes. Que se repitan más, y mejor, si es que es posible.

AGUSTÍN ROMERO BARROSO

Nota: Esta crónica  fue enviada, gentilmente, al diario HOY, que nunca la publicó en sus páginas.





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