24 de abril de 2012

DESTINO




si veo un gato negro y está cruzando
ese largo solar desde el tren lloro
conciencia de sentir tanto sonoro
dolor de ser humano amenazando

calor y asfixia toda maltratando
la destrucción final de todo poro
en el estar humano corroboro
ese sabor antiguo repicando

y todo el animal es reducido
a negra nada sola en el vacío
a punto cero infiel y destruido

a gato negro en negra suerte río
pura confusión y todo ha sido
un mundo canallesco que no es mío








NOTA.- Poema escrito en el tren, ayer, viendo, desde el mismo, un gato negro hermoso cruzar por un solar amplio y todo lleno de yerba verde primaveral. La vista era idílica, pese a la situación de estar el solar entre altos edificios, el tren en marcha y etc. La visión fue encantadora, propia de esta época, pero también de mi mundo interno y de mis palabras y pensamientos al unísono. Hace tiempo que cavilo sobre el destino de los que llamamos animales de compañía, nombre horroroso del cierto uso que se les da, cuando animales domésticos debe ser su nombre, si alguno. 
Hace tiempos que pienso, medito, reflexiono sobre el destino de mercancía y usos de los animales, para esta horrorosa sociedad que hemos montado. Lorca se despachó acerca del maltrato animal en Oficina y denuncia, y en ese poemario señero, llamado Poeta en Nueva York, del que es parodia irónica en título de este sitio. Tan lejos de Nueva York como del mismo infierno, y tan cerca. De ahí la ironía. La fauna no es más que valorada por su utilidad, valor, dinero, ganancias... Hacer una mera observación sobre los animales, que están con el hombre en el planeta, es hacer una alegato, simplemente descriptivo, de la inmensa maldad y condición humana, y de sus sistemas de valores. Mucho más perversa que pueda aparecer en los campos de exterminio nazis o camboyanos. Más impune porque implica a casi todos. Y lo dice todo acerca del hombre y de su pésima adaptación para la vida plena de todos en este medio llamado Tierra. Pone en cuestión su supuesta y plenipotenciaria inteligencia, como habilidad para adaptarse, que se confunde con depredar y destruir. Por ende el demonio es el más inteligente de todos los seres, si elevamos a alturas míticas la cosa. Pero ya estoy en ello y en un ensayo pertinente. Maestros tengo, y maestras.

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