21 de julio de 2010

LAS ENTRELÍNEAS


¡De lo qué se entera uno, leyendo las entrelíneas del diario El País! Además es aleccionador para la caterva no parva de escritores consagrados en los altares de la trepa, como también entre la tropa joven que afila sus plumas para el combate de la ventas, el mejor, los premios diversos administrativos, del poder político y todo eso. Muy aleccionador y extremadamente didáctico. Y es que El País ha de serlo, ya que bajo su cobertura, publicitaria y de dominio y predicación de los valores impuestos, subyacen intereses pecuniarios grandes, proyectos de negocio cojonudos. Empiécese por Anaya y termínese en Alfaguara. Negocios con la tiza y con la literatura concebida como Mercado de Abastecimientos de lo que debe ser correcto como arte de las llamadas letras. Es lo que hay. Y es lo que la gente traga sin rechistar ni decir esta boca es mía. Además ¿para qué, a quién, cómo, dónde, cuándo?
Y uno se entera, ya digo, leyendo entrelíneas, que tampoco es tanto, que este bueno de Saramago estaba predestinado al Premio Gordo. Y nos dice el periódico: abandonó Portugal en 1993 cuando el Gobierno luso se negó a presentar esa novela a un premio de la Unión Europea..., donosa pataleta la del artista, ejemplar manera de confiar, por vía impositiva, en que el valor de la obra literaria de cada escritor lo ejecuta el Poder Político, auspiciado por la Banca o el Dinero. Un buen y ético ejemplo para las generaciones venideras. ¡Qué vayan tomando nota en Portugal los escritores en alza, o que se alzan para el triunfo!: o el Gobierno luso presenta sus cosas a premios similares al de la Unión Europea a que pretendió Saramago, o se van todos para Lanzarote en una barca o balsa de piedra, ¡aunque sea!... ¡Con dos cojones! Por eso Saramago se presentó a las elecciones europeas seis años después, tal vez, me digo, para ir a la montaña con propio pie, ya que el Gobierno portugués no lo llevaba...
Pero la expresión que riza el rizo absoluto de que, con todo esto, de lo que se está hablando de una especie de Marca, es la que abre el último párrafo de la noticia: Su ruptura con el Gobierno portugués no significó la interrupción de los lazos vitales y económicos que le unían con el territorio portugués, como así se ha acreditado ante los tribunales españoles. ¡Joder qué poderes tuvo!, ¡romper con el Gobierno portugués!, ¡cómo si fuese otro o algo administrativo similar! ¿Y si rompió, cómo ejecutó los pagos a la hacienda pública lusa?, ¿mediante una especie de mediador en la ONU? Porque si se rompe se rompe todo..., ¿o era cazurra manera y treta de hacer crecer la fama y abolengos de escritor de alturas y de Arriba Total? ¿O es que este diario El País quiere elevar a cotas de mucha altura su Marca de ventas en esa cobertura de la editorial hermana que lo sustenta y etc...?
En fin, que de este hombre cuando parlan, no parlan nunca de literatura, ni de valores literarios, ni de sus obras..., como de ninguno. Se dedican a largar comidillas extraliterarias, por supuesto en la sección de cultureta, que es donde pican los listos y listas que saben, y no en economía o justicia o como poco en sociedad, que es donde debe ir esta cosa que tratamos. Pero ya decimos que todito está enrutado al prestigio, eso tan pelagatos, del escritor y de su renombre y prosapia. Que es lo que vende y venda los ojos de la cara de los más, para que consuman y compren. Y así esas cosas comerciales se erijen como lo Único que se le ofrece al público en la plaza del mundo. Que todo lo demás no existe. Que los escritores son estos que te dicen estos medios como El País, bendiciendo a su san Saramago. Y que todos los demás no sólo no son ni están, ni escriben, ni crean, sino que además somos muy malos, en todos los sentidos. Llenos de roña y envidia, de mentiras y aliados de Belzebú. Lo dice el Poder y el Dinero mediante sus publicidades. Desde la escuela hasta la esquela.

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