5 de noviembre de 2008

EMIGRADOS EXTREMEÑOS

Hornachos era una población morisca en el siglo XVI. Y estos moriscos era gente emprendedora, comerciante, pues muchos de ellos procedían de otros lugares, como el antiguo reina nazarí de Granada, Levante, Cataluña, Aragón... Y esa gente emprendedora preparó todo para huir, largarse, irse, coger carretera y manta, mucho antes de la expulsión de moriscos que amenazaba sobre 1616, definitiva. Es lo que casi siempre ha pasado en esta tierra: que la gente diferente ha tenido que largarse por la agresión de los más, siempre dispuestos y puestos a no respetarlos. Es característica de Extremadura en su historia. Y aunque duela esa verdad es así desde siempre. Hoy más que nunca, ya que en los pueblos extremeños, asilvestrados por los partidos con mando y caciqueo, en la vida cotidiana, se acosa a todo aquel o aquellos que no comulgamos con lo que esas gentes partidarias y erradas dice que piensa, dispone, hace, por muchos más que fueren, que el ser más no hace ser poseedores de verdades ni de razones, ni de inteligencia, pero como son más y con más mala leche, pues mandan, imponen y ningunean, pues la fuerza les apoya y el escudarse en la ley de fuera, en los aplicadores de esa ley y en las fuerzas que la imponen... Y más bien ocurre todo lo contrario en este caso de la mayoría extremeñí en acción, arte y parte contra lo diverso, crítico, diferente...
Y se largaron aquellos moriscos. Más de 3.000 personas con sus pertrechos y bienes más usuales y transportables, emigraron, pasando el estrecho de Gibraltar, para el otro lado, al contrario que ocurre hoy, en una flotilla que los comerciantes hornacheros fueron reuniendo en Cádiz. Antes compraron al sultán marroquí una tierra en Salé, al lado de la actual Rabat. Se establecieron en ella y proclamaron la República independiente de Salé, con vasallaje al sultán. Y se dedicaron al comercio; pero sobre todo a la piratería con furor, y fichaban a los piratas más sanguinarios y bestiales de todo el mar, sobre todo del Mediterráneo, para hacer la guerra a los reyes españoles y sus mesnadas, a sus gentes, con preferencia y encono. a sangre y fuego. De esta manera, por la situación estratégica en que estaban, chuleaban todo lo posible a los barcos que venían de América. Y es seguro que están hasta en la historia grande de la literatura, al ser piratas de Salé los que rescataron a Robinson Crusoe de su isla...
Fue, esa hornada de moriscos de Hornachos, una de las primeras remesas de españoles emigrados, huidos, de extremeños renegados, gloriosamente renegados, contra la estupidez de los mandamases, de los que tienen la sartén por el mango, de los autoritarios, de los que no respetan libertades ni dignidades para el diferente y distinto.
Por ello es cuanto menos que cómico y chusco este tipo de espectáculo turístico, y seudocultural. Si en Hornachos no quedó nada, nada de los moriscos que estaban en ella de paso y como refugio. Abrogarse ser continuadores de aquellos hornacheros renegados gloriosamente es una canallada más perpetrada por la suprema ignorancia y los olvidos históricos, curiosamente en esta época que predica tanto, y a lo tonto, eso de la memoria histórica. Es que a lo mejor debe ser sólo la rentable de la que llaman Guerra Civil de 1936-39, para distraer las miradas progres de otras partes y amasar elvoto y amansar al votante, cuando no ocultar la propia bellaquería de a dios rogando y con mazo dando, de mister Garzón... Que los historiadores no pongan eso en negro sobre blanco es de vergüenza y una muestra congrua de lo que sirve, y para quienes sirve, esa supuesta sabiduría tan de moda y al servicio del poder siempre, desde su invento decimonónico, que se llama Historia.

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