23 de enero de 2008

POBRE POLÍTICO

No conozco político pobre. Sea alcaldillo de aldea o jerifalte que aspira a presidir gobiernos, en clara cetrería. Ninguno en la indigencia, ninguno a verlas venir o irse. Todos en la orondez del capital hallados. En la plúmbea y rica existencia de los de arriba. Y he visto pobres que se han hecho políticos por ello, que ser político garantiza la superación de la indigencia, la pobreza física. A cambio de la estrechez mental, la escasez de miras, la carestía de inteligencia, el infortunio de bondad, la inopia de sabiduría, la falta de honor y honorabilidad, el látigo por la mano...

Verdad es que muchos son los llamados y pocos los elegidos al menester de la política. Que es afán, sueño, llamado que no pocos aspiran desde la tierna infancia. Claro que cuando digo político me refiero a los profesionales, no al ciudadano consciente de su tiempo y su punto y puesto en el cómo se ha de organizar el tinglado. Cuando digo político me refiero a esos que lo tienen claro que son correas de transmisión del capital, el mercado y el estado para aherrojar al personal. No en la persona que pretende servir a todos por igual en asuntos comunes. Por ello es, asimismo, escaso de libertad, y la escasea, tiene hambruna de justicia, por ello la merma. El político profesional.

Es el político lindo animal humano, con todo ello. Sometido a la caza, en no pocos contados casos, de lo que ellos llaman terrorismo. Cuando, al convertirse en animales de presa, deberían tener claro que va en el paquete esa predación. Que por ellos nos tocan a a los demás los llamados terroristas, que por darles en el pelo, a los políticos, nos utilizan a nosotros, dándonos en nuestros cuerpos, para que les duela a ellos. Y ahí me las den todas, como dijo aquel alcalde de la anécdota que dio lugar al dicho. Será para atizarles con nuestros cuerpos degollados. Aunque político y terrorista andan a la greña en cuento a parecido. Ambos usan brazos armados y ejercen poder ejecutivo, esto es, de ejecutar a quien no obedezca y no se pliegue. ¡Y no veas como usan el terrorismo como arma electoral, ideológica y de programa! Otro rato hablaremos, o tiraremos una invectiva, o intempestiva, a la relación paternofilial de político y terror, o viceversa, que ahí nadie sabe quien fue primero, si el terror o el político moderno. Quien el huevo y cual la gallina cobarde que esconde la mano tras tirar el huevo, digo la piedra

Es político quien no puede ser otra cosa, aunque crea, en su poder de trinque, arrimo y dinerario, que todos lo desean.

Y me refiero a los que conozco solo de soslayo. Que en sus salsas deben de ser peores, al tenor de sus votantes, que conozco en sus salsas y guisotes. Bueno, quien dice votantes dice cautivos, esclavos entregados, serviles, chaqueteros, cuanto menos, ya que cada cierto tiempo les dan permiso para que cambien sus votos o apoyos, o servilismos, o entregas de libertades.

¡Leed a Michel Foucault! (Especialmente su Historia de la sexualidad). Y Leyéndolo, allí donde pone sexualidad, póngase libertad. Ya que el discurso del poder sobre el sexo es el mismo que sobre la vida, la sociedad, la gente, el llamado pueblo. Discurso destructivo, ético (en la medida que dice lo que se debe hacer, o más que decir, impone). Y el poder son esos políticos de los que hablo, que ninguno es pobre, y todos malos. La conducta del poder sobre toda manifestación libre es controlar, sea sexo, sea política como la forma de gobierno, sea la vida cotidiana.

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Hay algo que se llama libertad, y que debes ejercer libremente. Así que distingue bien entre las ideas, los sentimientos, las pasiones, la razones y similares. No son respetables; pero cuida, que detrás hay personas. Y las personas, "per se", es lo único que se respeta en este lugar. Muy agradecido y mucha salud. Que no te canse.