31 de enero de 2007

POETISA EN LLERENA , 1

Consuelo Galatea Pérez

Algunos dicen que Consuelo Galatea Pérez fue mujer casada, o malcasada, como se usa en los pueblos, a la que un mal marido maltrató, y ella optó por encerrarse de por vida, después de deshacerse de tan corriente gañán maltratador, que con el tiempo llegó a ser prócer político regional de un afamado partido que se dice de izquierdas.

Pero sea verdad o no este rumor, a efectos de explicarse la vida de esta poetisa, es mención a vuelapluma. Lo cierto es que esta mujer de letras llevó una vida recatada y solitaria, encerrada en su casa, que era grande. Y, como tenía posibles, pues tuvo dos pasiones: la cocina y la poesía, aparte del encaje de bolillos y la gimnasia y el yoga. Los que le conocieron la recuerdan como hermosa y de agradable figura, que despertó no pocas pasiones sin su consuelo, claro.

Publicó dos libros de poemas. El primero titulado Son Rosas Rozadas. Poemario dividido en cuatro secciones: Son, Rosas, Rozadas y Final. Es una colección muy amplia de poemas. En su edición primera, en una editorial barcelonesa de segunda fila, tiene unas 300 páginas. Lo que es demasiado para un libro de poesía corriente. En el apartado Son abundan los temas amables, tratados con el lenguaje sensible, sin llegar a ser sensiblería propia de una gazmoña. Es como el mundo en su primigenia candidez, aquello que Jorge Guillén decía cuando afirmaba que “el mundo está bien hecho”. Poemas de factura impecable, generalmente de versos medidos, de rima perfecta, cuando usa de ella, y de ritmo siempre de un apabullante virtuosismo delirante, que sorprende por tan alta calidad. Luego viene el apartado Rosas, en el que la vida, con sus sinsabores, luchas, sucesos, hacen que aparezca una poesía comprometida, a veces de una acerada dureza contra el machismo imperante, al que culpa de las injusticias, las guerras, la contaminación, la explotación de los seres humanos, la falta de libertad… Y sobre todo ese machismo oculto en el que militan casi todos los varones.

En Rozadas, la tercera parte, se da paso a la elevación a la enésima potencia, de la temática del apartado anterior, con un uso de la lengua desgarrado, roto, que recuerda a las vanguardias de entreguerras del siglo XX, concretamente al poeta Huidobro. Siendo Final, como cuarta parte, un testamento vital y poético, que se resumiría en el arte y la belleza como único refugio para huir, sobrevivir y resguardarse del terror del exterior.

Constituye, así, el poemario de Conchi Galatea, Son Rosas Rozadas, una especie de biografía espiritual, ética y poética de una gran poetisa, cuyos datos civiles se nos escapan siempre. No sabemos a ciencia cierta si nació en Llerena, aunque sí vivió en ella. La publicación de ese poemario fue hecho por una hermana suya, como último deseo de Consuelo.

El otro poemario a que nos referimos es más breve. Se titula Con Flores a Mario, y fue encontrado por su familia en un sobre, con el expreso deseo de que se publicara. Constituye un espeluznante, desgarrador y tremendo libro, lleno de elegías amorosas, dedicadas a un tal Mario, escrito por una mujer presa en su propia casa por la maldad –que ella adivinaba o exageraba- del mundo de su presente. Este poemario vio la luz en Cádiz, y fue rápidamente repartido, en una corta edición de 150 ejemplares, de los cuales nos ha llegado uno.

Destacar que nadie de su estricto entorno imaginó jamás que Galatea escribía poesía, y de calidad tan alta. Aparte de esas dos obras se conserva una gran cantidad de cartas, cuadernos de notas y de trabajo de su poesía, cuadernos de comentarios de lecturas, y una biblioteca no menos interesante, con libros anotados al margen, llenos de papeles manuscritos con notas, puntualizaciones siempre sorprendentes. Era su inmensa biblioteca, que queda como una extraña obra literaria, en la que perderse supone una inmensa y gozosa aventura para quien tiene paladar, claro, tiempo y ganas. O, tal vez, como Consuelo Galatea Pérez, ningún interés en vivir el terror amable de los del exterior.

SON VII

Tal suena en este mundo
Acompasada música del sol
En mañana temprana,
Late mi corazón en arrebol,
Vida alegre de sano
Bienestar del profundo,
Del ser supremo que se me derrama
Sus gracias en este mayo, desgrana
Pulpas a pulpa la danza.

Consuelo Galatea Pérez

FLOR 25
(elegía)

Te amé como la playa al mar,
La plaza ama al sol.
Pero era de noche.
Te amo como la ameba al agua,
La margarita sus pétalos,
El gavilán sus ojos,

Mas anochece.

Consuelo Galatea Pérez

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