5 de marzo de 2015

TRAYECTO NARZISO, uno





Inauguro en facebook, sin diálogo, un album de fotos de pinturas y demás metralla, cosas, circunstancias y lo que se considere del TRAYECTO NARZISO. Este TRAYECTO lo inicio a invitación del amigo Fernando Ruiz Millán​, y su primer paso es una expo de pintura en el presente año. 
En mi caso serán diez pinturas de varia catadura y técnicas mixtas y tendencias variopintas, más bien conceptuales, dado el tema del narcisismo y sus concomitancias con el arte y la cultura toda, cuando no el ser y estar de los humanos.
Si ya uno miró a Velázquez, don Diego, el grandioso pintor de Corte, como un Narciso remirándose en uno de sus cuadros -¡y qué cuadro de la España inmortal!- que llaman en de As Meninas, como ecos que se repiten en portugués. Narciso como el pintor maestro de la pintura española. 
Por cierto que cuando todo pintor se pone manos a la obra estimo que no hace otra cosa que tratar de plasmar en el lienzo, o en la superficie de la materia que fuere, su otro yo, o su yo más intenso, con colores y formas. Vaya anotando, don patán de los madriles esos... No deja de ser el lienzo o superficie o mundo plástico, o el mismito mundo total una suerte de río que corre o se corre, y el pintor no deja de ver otra cosa que su ser, plasmado de varia forma. Del que invariablemente, y a veces, erróneamente, se enamora. Y, como todo amor, puede ser fatal o gozoso. Mortal o vivificante. Todo o nada. Un bodrio o unas bodas eternas.
Y los pintores y Narciso. Que ya iremos viendo en sucesivas entradas. Desde los clásicos al uso que quedan vivos, digo sus pinturas, hasta Dalí. El poemario Narciso, del amado José Lezama Lima.
Por cierto que fue Eco la musa esposa desgraciada de Narciso. Y el eco no deja de ser una repetición en el espejo del aire, como Narciso lo es en el del agua... Hubiera que desentrañar el mito en su desarrollo por el olfato, el tacto o el gusto. Ya que con el eco se repite en el oído y con Narciso en la vista. Cinco sentidos tenemos y a través de esos cinco conocemos. 
Metamorfosis de Narciso, de don Salvador Dalí. El Quijote en cierta forma es una interpretación del mito narcisiano.Sancho sería el otro del espejo o agua en que se mira o ve a don Quijote, o al revés. Interesante asunto que pongo como si el narcisismo fuera el no va más o esencia sustancial del arte, de todo arte y toda percepción del mundanal ruido, vista, gusto, tacto y olfato maragato.
En cierta forma el beso no deja de ser una pulsión sustanciosa y sustanciadora de la pulsión narcisista. De ahí esa famosa estatua de Rodin que impresiona llamada El Beso.
El pintor y la pintura, el poeta y su poesía, el escultor y la materia en volúmenes, el músico y el espejo del sonido, todo arte es un artilugio narcisista, un problema de amor propio y al otro y lo otro y sus soluciones, besos, abrazos, ahogos, relaciones, miradas, voces y ecos. El arte como repetición del mundo, o recreación del mundo al otro lado del espejo. Tratar de repetir el mundo como trampa narcisista. Por ende se trata de interpretar, ver, oír, tocar, gustar, oler lo otro, al otro distinto y hermano o tal vez uno mismo. Sin miedo, ni odio ni ignorancia.

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