SON

Son chicos listísimos, de la tropa trepa que ha pululao por la España de subvenciones y panderetas, anterior a la crisis, y que perviven en este sitio, que siempre va a contramano del destino verdadero, o más que destino o fatum, contra la realidad presente. Pero para ellos no hay tal crisis, que es pa los pobres como uno, con mi paga perversa y pervertida, por ellos, en su envidia de mis virtudes, oye, que dice su mala baba y su odio visceral de torticeros retuertos y retorcidos como la mala gente. No digo ninguna mentira ni insulto a nadie, pues a nadie personal señalo si marco y miro y señalo pal grupo de zorros en rapiña. Y pues que ellos se escudan y esconden tras máscara, cáscara o patraña grupal, no son nadie. No son tampoco nada. 

El montante de dinero público que se les ha otorgado es cuantioso, para el poco valor artístico que se puede catar en sus cosas. O será que uno tiene un alto sentido del valor y de lo artístico, claro. Además son de ese tipo de subvenciones que se conceden sin principios de igualdad para todos los aspirantes, y sin un seguimiento de resultados de las mismas. Ya se sabe, en su zona no hay crisis y como el alcalde es presidente de la diputación, pos tol monte es orégano, oye tú, y ¡a vivir que son dos días!

Son chicos listísimos, respetuosos a tope con el partido que manda, y han sabido arracimar a toda la nueva gente de orden en sus causas y cosas. Dando las pertinentes pinceladas de cultureta que los documentales al uso tienen y usan. Nada de profundidades o búsquedas de verdades, bondades o bellezas, no, que lo importante es el espectáculo, ese centelleo palurdo que queda boquiabierta a la gente que vota siempre su mal en el PP$OE y similares, es lo que desean y a lo que aspiran, como mucho. Y ese consenso pastoso del cuerpo social amancebado con el orden impuesto por la casta y costra, sin vida ni inquietudes, y que -como mucho- aspira a tener sus cosas aseguradas y que le den porculo a los demás.

Y todo esto ocurre en el pueblo de Extremadura más vilipendiado por la corrosión de la crisis ahora, y antes por el paro y la miseria, la emigración, el hambre y la Historia, dijo un sabio de origen vasco nacido en él.

Son todos los invitados, de casta y costra, que los regímenes modorros necesitan para adocenar la inteligencia y matar todo lo vivo y creativo, libre, igualitario, solidario. Conforman y arrebujan, sabiamente, a gente familiar y adocenada, con pretensiones joliwudienses y espantos ultracatetos al pairo. 

Son los que están ocupados por la inercia inquisitorial aguda que esta población vivió, o la mató. Que ni se sabe. Mala gente, gente mala a tope, gentuza peligrosa, ignorante de toda verdad, bondad y hermosura y que -encima- pretenden someterme a proceso inquisitorial

cutre y desgraciado. O será que de tanto y tanto estudiar la institución han asumido que son la misma cosa, al fin y hasta el cabo o cobro.