27 de junio de 2013

ONTOLOGÍA






Como todo lo normalizado por la costumbre, el pedorreo de los ignaros, cobardes y que odian, la palabra romanticismo murió. O la mataron. Ya no dice nada. Suele usarse en revistas del corazón o del hígado frito. En pelis sensibleras o telenovelas de segunda fila. O como ideología para estafa del falso amor. O la putañería revestida de falsedades que venden como honestidad. Así los caballeros que han iniciado la construcción de EUROVERGAS son unos auténticos románticos de las finanzas. Y van a crear todo un emporio fundamentado en el romanticismo que supone el juego, la droga, el alcohol, la prostitución y todo eso. O existe un grandísimo romanticismo en los votantes de la PP$OE, que sus electos chulean cada día. Particularmente fostiándolos en todos los aspectos de la muerte, instalada en la crisis o estafa. Pero como hay muchísimo romanticismo en esos amores del votambreo, los votantes, la votambra y los electos, pues todo vale. 
Eran muy románticas doña Ana Ozores o doña madame Bobary. Así que los románticos machitos se las daban todas en el mismo carrillo. Y ellas, pertinaces e inhiestas, resistiendo embestidas como gilis. ¡To sea por la patria y matria románticas! Todo por el amor y el romanticismo ese.
Palabra ya muerta y enterrada es el romanticismo. Como democracia, como justicia, como información, como libertad, igualdad, solidaridad. Palabras gastadas por la costumbre y el uso de los de Arriba. Como la palabra manierismo. Y, por lo general, casi todos los ismos, curiosamente inventados en el lamentable siglo XIX. Y cuyos sarpullidos nos arrasan.
Palabras trampas y ya tramposas en todo. Cuando no cómicas. De pena.
Casi todas las palabras que usan, desde la prédica del poder y de la moda, son palabras gastadas: desde jipi a pacifista, desde socialista hasta justiciero. 
Pero hay palabras que no se gastan ni desgastan. No son digeribles por este tinglado que todo lo come y caga, matándolo. 
Esas palabras son las que los poetas solemos buscar para vivir, revivir, crear, recrear, ser y estar. Pensar, que es peligroso y vergonzante. Y sentir, no en la onda romántica, en absoluto, sino en la honda razón del ser y del hombre. En la ontología, otra palabra poco digestiva para la estupidez. Una de ellas es anarquía o vate, o vislumbre, o andorga, o folgar o refulgir, brizna o repecho, arrumaco o cazcarria, himeneo o versatilidad, bemba, ósculo.
Sabemos que estas palabras no serán asesinadas, por el uso y la costumbre huera y falsa. Como lo fueron las palabras romanticismo, democracia, libertad, justicia, amor incluso, amor.


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Hay algo que se llama libertad, y que debes ejercer libremente. Así que distingue bien entre las ideas, los sentimientos, las pasiones, la razones y similares. No son respetables; pero cuida, que detrás hay personas. Y las personas, "per se", es lo único que se respeta en este lugar. Muy agradecido y mucha salud. Que no te canse.