26 de abril de 2013

PONTÍFICE


Al vado o a la puente.
Dicho popular



Mera cuestión de arquitexturas o de ingenierías. O de ambas al unísono. Que te juro que hay personas que hacen, trabajan, maquinan, diseñan, ponen, se desviven por, consagran, currelan, curran,  elaboran, fajan, batallan, se machacan, echan los bofes, sudan la gota gorda, echan los hígados, ponen el corazón todo, toda el alma, trabajan como una mula o un negro, o un chino, sudan el quilo, como un burro doblan el espinazo, en obra de romanos y se dejan la vida misma  con sus puentes. Realizando esa pasarela o pontón, esa armazón o pasadera. Puentes entre dos orillas. O entre miles de orillas; pero esto es otra cosa. 
Pertinaces alzan, edifican, elevan, traman, erigen, obran el pasadizo para otra persona, a otra persona, por otra persona, en otra persona, desde otra persona, con otra persona, incluso. Acceder, allegarse, unirse, enlazar, juntar, ligar, vincular, articular, anudar, amarrar, acoplar, hermanar, fundir, aproximar, aliar, pactar, liar e incluso ayuntar o copular o fornicar, aparearse y yacer, cohabitar, cubrir, montar, juntarse y conchabarse, liarse, abarraganarse, amarizarse... Hermoso verbo este de amarizarse. Algo entre amor y mar. Pero, a veces, esa persona, a la que se tiende toda la construcción, de tantos lujos de significados, se dedica a poner peros, a cambiar el trazado, el plano, la ruta, los materiales, la ingeniería y el ingenio... Y llega hasta colocar bombas y trucos, trampas en la construcción y la misma instrucción del puente. Pasa, entonces, que quien se dedica a construir puentes, ha de estar más pendiente -aparte de hacer el puente, de traer y atraer el material, calcular, sopesar, tramar- a quitar y atender esos peros, rectificar trazados, planos, rutas, materiales,  ingenierías, y a espabilarse el ingenio con esas bombas, desmontar esas trampas, rehacer planos y planes, que impiden que el puente crezca y se haga, se consolide y permanezca y dure y se haga uno, inmortal con el tiempo, como esos puentes, casi eternos y antiguos, de piedras, que aparecen naturales y suyas ya, de tanto tiempo tensadas, para que todo fluya y una, comunique, deje pasar y vehicule,  influya y apuntale. Y, definitivamente, amen. Pues el amor es la única energía y secreto en la construcción de puentes. No piedras, ladrillos, maderas, cementos, hierros, metacrilatos, aluminio o cristal. Incluso el amor es mejor que un árbol tendido entre orillas, como puente real y hormigón, argamasa y mortero de toda pontificación veraz y unida. Los miedos los impiden y las ignorancias los lastran y los hacen caer, y derrumbarse. Antes de la muerte, claro.

He querido hablar aquí de esos sencillos y cotidianos artífices y constructores de puentes, que eso significa, en puridad, lo de pontífice. No de los pontificadores varios y de varia catadura al uso. Que elaboran pasajes con trampas, para que todos vayan a su garlito y matute y estafa. No es palabra que exprese sólo lo que hace el papa de Roma. Sino que va referida a todo constructor de puentes, de uniones, de enlaces, de amor y de vida. Especialmente me estoy refiriendo al de abajo y sencillo artífices de puentes berroqueños y perennes. Tanto las palabras pontífice y artífice pueden ir referidas a él. El ser es cuestión de palabras con ser, estar y amar. Y en todo sentido, real o figurado, literario, amoroso, personal o social, transcendente.




De Cuentos Corriendo II 
1987

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Hay algo que se llama libertad, y que debes ejercer libremente. Así que distingue bien entre las ideas, los sentimientos, las pasiones, la razones y similares. No son respetables; pero cuida, que detrás hay personas. Y las personas, "per se", es lo único que se respeta en este lugar. Muy agradecido y mucha salud. Que no te canse.