23 de febrero de 2008

ALQUIMISTA



Hace como cinco años vi un anuncio publicitario en el eminente, y bipartidario, diario de la capital del Reino de España, que lo publicitaba. Me refiero a El País. Asombro ante algo increíble. No era posible que el diario de la chufla seudocultural y del trinque del negocio editorial tratase a alguien de calidad. Era casi imposible. El anuncio hablaba de Josep Palau y Fabre, el autor de los estudios sobre Picasso que tanto me despertaron el camino al pintor y su alma, y, sobre todo el del libro, que reunía casi toda su poesía, Los Poemas del Alquimista, del que me hice de un ejemplar que ha viajado conmigo por todas las partes donde he vivido, y que está gastado (cansado dicen los enterados) de tanto manosearlo y leerlo.
Juan Goytisolo habla de la rebeldía de Palau y Fabre en la edición completa de su poesía, en Galaxia Gutemberg, 2002. Recuerdo la visión de Octavio paz respecto a la rebeldía. Un rebelde no es lo mismo que un revolucionario, y las disquisiciones al respecto me asaltan, trayendo de un libro de Paz (Corriente alterna, 1977) leído sobre aquellas fechas de la aparición de la antología, en Plaza y Janés, del libro primero que tuve de Palau, allá por 1979, Poemas del alquimista – Antología, 1979. También recuerdo que el libro de Paz lo mangué en el Corte Inglés de la plaza del Duque, en Sevilla, y el de Palau y Fabre en la librería Antonio Machado, de la misma Sevilla, y casi ante la mirada del incipiente político Alfonso Guerra, en una de las pocas veces que iba por la librería, claro, y casi el mismo día… Así que nada mejor que para hacerse de la obra de un rebelde que afanársela, robarla, arrebatarla a quienes la quieren domesticar en el mercado, el comercio, la venta, y todo eso. Y nadie mejor que explicarme lo que es un rebelde que el mandarín del orden y poeta Octavio Paz, grande ensayista, lúcido ensayista sobre todo, en aquella época en que yo estaba en plena formación y ebullición intelectual disquisidora de los unos y los otros, con lo uno y lo otro, distinguiendo quién es quiém y qué es qué.
Uno de sus poemas...:


Mèdium


Jo veig totes les nits incendiades 
per l'excés de claror de tantes pells 
que es freguen i es refreguen obstinades 
unes amb altres, darrera els cancells 

de les cases més riques i agençades 
o en el ventre més sòrdid dels bordells... 
Jo sóc el mèdium d'aquestes besades 
i duc el somni constel·lat d'anells... 

Només quan la ferida del matí, 
que digereix la nit en el seu si, 
foragita les aus perturbadores 

dels cadàvers vivents que vetllo en mi, 
començo a reposar, feixuc d'aurores, 
i els dimonis em tornen les penyores.





Las noches todas yo veo incendiadas 
por el fulgor tenaz de tantas pieles 
que se estrujan y refriegan obstinadas 
unas con otras, bajo los dinteles 
de las casas más ricas y ordenadas 
o en lo más sórdido de los burdeles. 
Yo soy el médium de estos arrebatos 
y está mi sueño de anillos colmado. 
Sólo cuando el rayar de la alborada, 
que digiere la noche en sus entrañas,
amedrenta las aves turbadoras 
de los muertos vivientes que vigilo, 
comienzo a reposar, harto de auroras, 
y ceja Belcebú en sus artimañas.



Escribía esta entrada cuando me han llamado. Era una amiga. Hemos charlado y entre la charla me comenta que Palau ha muerto. Y yo que estaba escribiendo esto porque había leído que estaba mal y había sido ingresado… Bueno, pues recordemos aquello que escribía, Palau, en el prólogo a la edición de su antología de 1979, la de Plaza y Janés:
Los Poemas del Alquimista son un intento quimérico de conquista del absoluto. Una forma y una fórmula personales de traducir esta ambición. Objetividad y subjetividad pretenden ser simultáneas. Los poemas del alquimista fueron concebidos en una época crucial de la vida del autor –sus veinte años- y de su país -1938- , en plena guerra civil. Nacieron bajo el fuego cruzado de dos lecturas apasionadas, en las cuales mi juventud vio una relación directísima: la de Ramon Llull y la de Rimbaud. Un gran alquimista medieval y un gran alquimista moderno; el uno iluminando al otro. Ciertas inclinaciones personales, ciertas simpatías espontáneas, como la de Baudelaire, adquirieron de pronto sentido y significación, y se proyectaban con posibilidad de futuro. Todavía hoy el autor no reniega ni abdica de lo que fue, en un principio, mera intuición.
En esta noche, este breve y tal vez desconocido homenaje al que con experimentar, compulsar, hacer combinaciones insólitas con los materiales que la vida ponía a mi disposición, me pareció la tarea que me era encomendada en aquellos momentos difíciles.
Tengo que reconocer que la primera edición de mi Quaderno de dexados, y concretamente en su portada, le debe mucho a la idea alquímica de Joseph Palau y Fabre, y que yo quise expresar de esa manera, extendida a la herejía y la heterodoxia, frente a los trillados caminos de lo correcto, borreguil, votado, anunciado, sabido, propagandeado, televisado, impuesto, vulgar y castrado, bipartidista, ministril con cargo en el gobierno y su cultura y todo eso de poetas con cargo y poltrona a costa del erario público, y a lo bestia, como manda, sobre todo tengo en mente a los que hay por esta tierra de santa María de Guadalupe, de porte ibarresco y trinque varil (de Fernández Vara, excelso presidente de la Jungla de Extremadura) y electoral...

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Hay algo que se llama libertad, y que debes ejercer libremente. Así que distingue bien entre las ideas, los sentimientos, las pasiones, la razones y similares. No son respetables; pero cuida, que detrás hay personas. Y las personas, "per se", es lo único que se respeta en este lugar. Muy agradecido y mucha salud. Que no te canse.