2 de octubre de 2006

MUDANZA

Estoy de mudanza. Me cambio de mi piso en calle Corredera, en el centro de la población, a una casa en la calle Torviscal, más marginal, y en lo que, dicen, fue barrio judío o de la judería de Llerena. En esta calle, en este barrio, pasé la mayor parte de mi infancia y adolescencia primera. Aunque nací en la calle de la Cruz, número siete, y viví en la plazuela Santana –en el mismo barrio que Torviscal- y después de Torviscal en la calle El Cristo, o Simona, también aledaña a la Judería; pero ya volcada al centro. En otra casa, claro es. Estoy muy contento con el cambio, pese a que no me gustan nada las mudanzas de muebles, libros, enseres… Y todo esto ha sido un poco a contrapelo, no proyectado con demasiado tiempo. Ya vivo y duermo en Torviscal hace casi un mes; pero no tengo todas mis cosas aquí. Cuando digo mis cosas me refiero más a libros que a otras. Y he reflexionado mucho sobre esto de tanto libro como acumula uno, y lo malo que son libros leídos, manoseados, vividos, revisitados, no libros de ornato estanteril. He reflexionado con diversa intención. Desde la intención expurgatoria, tipo biblioteca quijotesca, hasta la clasificadora, pasando por la comercial. Montones de cajas llenas de decenas de libros. Estanterías repletas que se vacían y vuelven a llenarse en otro sitio. Lo penoso y duro de ese trabajo. Y lo digo porque no tengo mi biblioteca ordenada al uso. Ese orden lo he confiado siempre a mi memoria. Y mi memoria falla. Me abruma tanto libro ahora, en estas circunstancias objetivas de su peso, traslado, orden… Pero me tomo mi tiempo y pienso que, para antes de fin de año, tendré todo ello bien ordenado y recolocado. Aprovecharé para hacer un catálogo de este almacén – Luis Pamo dixit-. Algo debería ganar en la mudanza.
Cuando nombro la palabra mudanza siempre viene a mí, en estos tiempos, aquello de Gracián, en tiempos de cambio, no hacer mudanza, y me aterrorizo a veces o, a lo menos, me preocupo, ya que todo tiempo, mi tiempo, es de cambio.
En fin, deseo que esta mudanza sea para bien. Desde luego gano en espacios, en tranquilidad y en otras cosas, más relativas a mis libros.
Por supuesto que tengo paralizada mi actividad creativa, que se limita a tomar notas cuando puedo, de lo que puedo. Y tengo algo abandonado este sitio. No se puede estar en misa y repicando, que dice el refrán castizo. Sobre todo por la tardanza y la torpeza de Telefónica en cambiarme de domicilio el teléfono, y todo eso de Internet.

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Hay algo que se llama libertad, y que debes ejercer libremente. Así que distingue bien entre las ideas, los sentimientos, las pasiones, la razones y similares. No son respetables; pero cuida, que detrás hay personas. Y las personas, "per se", es lo único que se respeta en este lugar. Muy agradecido y mucha salud. Que no te canse.