24 de septiembre de 2006

OTOÑO DE HORMIGA




























pillada en el escaner una hormiga

la cojo en photoshop tan aplastada
tan sin voz y tan muerta espatarrada
formiga no carreiro es mi intriga
carreiro de su vida la castiga
a yacer fenecida y aplanada
josé afonso ya no nos dice nada
contando lo que canta y lo que diga
... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ...
(continuará)


APÉNDICE

A formiga no carreiro


A formiga no carreiro
Vinha em sentido contrário
Caiu ao Tejo
Ao pé dum septuagenário
Lerpou trepou às tábuas
Que flutuavam nas águas
E de cima duma delas
Virou-se pró formigueiro
Mudem de rumo
Já lá vem outro carreiro

A formiga no carreiro
Vinha em sentido diferente
Caiu à rua
No meio de toda a gente
Buliu buliu abriu as gâmbias
Para trepar às varandas
E de cima duma delas
Virou-se pró formigueiro
Mudem de rumo
Já lá vem outro carreiro

A formiga no carreiro
Andava a roda da vida
Caiu em cima
Duma espinha lá caída
Furou furou à brava
Numa cova que ali estava
E de cima duma delas
Virou-se pró formigueiro
Mudem de rumo
Já lá vem outro carreiro


De José Afonso, cantor y poeta portugués, en su disco ¡Venham mais cinco! (algo así como ¡Chócala!, en castellano)

GERARDO RAMOS GUCEMAS, PINTOR EN ARGENTINA











Recibo un mail de Gerardo. Me refiero a Gerardo Ramos Gucemas, a quien considero maestro pintor de los buenos, aunque a él le pueda sonrojar esta certeza. Pero coincido en esto con gente que pica mucho más alto, en lo tocante al valor de su obra. Y seguro que soy en este criterio rigurosamente acertado. Ahí está su obra. Vaya y mírese. Esos son sus poderes. Que no otros tiene un artista que su obra. Me escribe desde Argentina. Lejana tierra, grande tierra. Él se fue por allá desde la España de los años sesenta, un poco por desarrollar su obra, que le vino bien para huir de la dictadura y de la atosigante sociedad española de ese tiempo. Aunque luego hubiera de tragarse las dictaduras militares argentinas por partida doble. A Gerardo Ramos Gucemas lo veíamos por el bar Ca la Sorda, de Llerena, cuando venía por acá. Aquella mirada penetrante, y que no se olvidaba fácilmente, aquella presencia, nos daba qué sospechar a los parroquianos del lugar. En mi caso fue mucho más tarde cuando me enteré que era pintor, y con premios, reconocimientos y demás en la Argentina. Luego Luci, una de sus dos hermanas, me entregó un cd con parte de la obra, fotografiada, de Gerardo. Mi sorpresa y desconciento, mi subyugamiento y admiración, mi efervescencia y enamoramiento, de la misma, aconteció. Y sólo eran fotos. Simples fotos de pinturas geniales, sin el agarre de los concreto y plástico. En los primeros números de Torre Túrdula hicimos portada y contraportada con algunas de ellas. Y mucha información interior. Toda la que pude, para comunicar a los demás el valor de su obra, la belleza terrible, pero belleza suprema, de su pintura sin concesiones, sin descanso, sin claudicaciones. No me era difícil sentirme identificado con este pintor. De alguna manera Gerardo vive un cierto exilio, como yo mismo vivo un seguro exilio, en/de esta tierra. Porque, como dice, él lleva sus orígenes siempre en su mochila. Luego vino el Tarjetario GRG, que era mi homenaje urgente de paisano y poeta, del que recientemente hice una nueva revisión y versión definitivas y colgué en un blog de este proceloso mar de Internet, para que todos lo vean y lean. Para mí Gerardo Ramos Gucemas es el artista extremeño prototípico del final del siglo XX y que vuelca su obra en el siglo XXI, desde el exilio, la emigración y la creación y la entrega, sin concesiones y con esa fuerza que le es tan propia. Esperemos que sus planes de volver a esta tierra se cumplan, que su vuelta sea cargada de la sorpresa de su obra y que todos la podamos disfrutar a no tardar mucho. Pero sólo eso se cumplirá si todos queremos, claro es. Así que lo veremos por acá en el mes de diciembre, cuando en la Argentina que él vive, Tucumán, está en plena efervescencia el jolgorio del verano y ese plenísimo vitalismo del jardín de la República de ese cono sur de las Américas.
A tanto ha llegado su fuego inspirador, su trabajo certero y su juego estético, que hace años que ando con un poemario que desarrollo casi totalmente en torno a su obra, y del que el Tarjetario GRG no fue sino una mínima manifestación provisional, imperfecta y perfectamente perfectible. Así que un día de estos lo terminaré. Acabaré ese poemario, o poema río sobre Garardo, su pintura y su entorno, basado en lo que sé de él, pero sobre todo en lo que siento, pienso y elucubro de él desde el lenguaje, desde la poesía y su fuego como juego. De momento yace, en estos días que ando metido en mudanza de vivienda, en alguna de las muchas cajas, es lo más que tengo, en las que andan mis libros y papeles.
Dice, en el mes de agosto, el diario Clarín, en un remarque, como ilustrador de artículos de don Fernando Savater, publicados en el mismo diario, uno de los grandes rotativos de Sudamérica:
Formado en Madrid, Gerardo Ramos Gucemas (Llerena - Badajoz, 1941) está radicado en Tucumán desde 1971. Pintor expresionista, colorista exaltado y riguroso dibujante, sus primeras obras son una desgarradora indagación sobre el dolor y la opresión. Las últimas, no pierden la tensión del lenguaje, pero valoran más la sugerencia. Entre sus múltiples muestras individuales se destaca Retrospectivas 1970-2004, en el Museo Eduardo Sívori.


2 de septiembre de 2006

DICE EL PODER CON SUS HECHOS: ¡VIVA FELIPE II!


Han destruido una placa sobre un edificio, por el simple hecho de que era del sindicato vertical franquista. En la placa costaba la fecha de realización de las viviendas, los datos puntuales y poco más. Eso sí, también había símbolos del sindicato, un martillo y una espiga o algo así. En fin, algún zumbao de la cosa de la memoria histórica habrá solicitado que se destruya ese símbolo franquista, sin racionalidad para ello. Sería como destruir todas las manzanas porque Eva mordió una, o matar todas las águilas porque Franco usó una en el escudo del Estado...
Por otra parte, en la misma ciudad, el ayuntamiento y la empresa privada Endesa, se han gastado ingentes cantidades de dinero para restaurar y alumbrar una de las entradas a la ciudad, inscrita en la muralla, o cerca medieval, mediante un arco, llamado de Montemolín. Tal entrada se hizo, impuesta, en tiempos de Felipe II, tal como consta en lujosa placa de mármol, que figura en lo alto del arco famoso, que se edificó para gloria del rey absoluto de los Austrias, y para festejar la guerra que mantuvo durante años contra los portugueses, empobreciendo, caciqueando, arrasando y matando gente extremeña en la mencionada empresa monárquica para ello, guerra que siempre ha sido rémora histórica en nuestro desarrollo, y que fue importante en la configuración del territoroio y su reparto, para anexionarse el territorio y las almas de Portugal, cosa que nunca tuvo, por mor del pueblo luso y su sentido de la libertad, tal como la concebían entonces, claro es. Supongo que esa restauración del arco, en requetehomenaje a la monarquía absoluta de Felipe II, se habrá hecho a instancias del mismo, o similar, zumbao historiador que aconsejó derribar la placa que recordaba la ficha de la construcción de tres bloques de viviendas para obreros en el franquismo, dejando un profundo y feo pegote en la pared, al destruir la placa.
Incongruencias en aras del turismo cañí podrían explicar esto, y seguramente es eso, que queda bonito el mamotreto levantado en honor del absolutismo felipesco, es algo histórico. Un arco de entrada a muralla medieval, en homenaje al rey más absoluto Felipe II, ornado por una imagen pintada, que apenas se ve, de la Inmaculada, tiene razones históricas de peso para conservarlo, restaurarlo, protegerlo, iluminarlo con gasto suntuario espléndido en una era de falta de energía eléctrica, y que debería instar al ahorro energético, máxime si es para honrar a tirano histórico... La simple lectura objetiva espeluzna y da luz sobre el talante de estas gentes de historia, y de su brazo armado, los políticos de garrafa progre y pesoística, adoradores (malgre lui) de Felipe II, rey absoluto y absolutista, demonio del mediodía, martillo de herejes, lumbre de la Inquisición, y todo eso tan histórico sobre el déspota por antonomasia. Se me dirá que era otra época. Diré que lo de la placa que recordaba, simplemente, la ficha de los pisos, era también de otra época, que debe ser recordada, para no repetirla, con sus datos exactos y limpios, no destruidos por felones historiadores y por su brazo ejecutor, el político historieado; que luego tratarán de interpretarnoslos, sin que tengamos a la vista su patente constancia. Los símbolos franquistas están ahí para vergüenza de su maldad, como testimonio del pasado que nunca más debe ser, por eso es importante conservarlos. Destruirlos no es más que vesania y colaboración con los mismos, se pretende su olvido, y por tanto su perdón. Y esos mismos que mandan políticamente son los que, no hace mucho, destruyeron los archivos de la Falange de la misma ciudad de que hablo, los archivos del sindicato vertical y muchísimos papeles y documentos importantes para conocer el presente más cercano y la memoria del franquismo en esta ciudad, con nombres, pelos y señales, no con inventos de historiadores asilvestrados y olvidadizos. Debe ser porque ellos, o sus familiares, esos familiares que les dejaron mucha riqueza de dudosa procedencia, constaban en ellos, o para proteger y eliminar datos comprometedores de su más que sucia honradez democrática familiar y hereditaria, al tenor de sus acciones...
Total, vivir para ver como ocurre lo de siempre, como España no cambia, parece que no pasan los años por ella, ¡se conserva tan bien, tan estupenda, tan espléndida! Pero se conserva. Y estos hechos lo muestran congruamente, y ponen al descubierto la faz de los de siempre, del franquismo que quieren taparnos, destruirnos, porque los delata. Mucho tendría que decir un sicólogo sobre el asunto, y el sicoanalista, y el siquiatra, y el médico general... Pero dejémoslo al simple sentido común del progre que quiere hacer méritos en su supina ignorancia.